La cibertimidez.


En mis tiempos la gente se arreglaba los domingos. Hoy se cambian la foto de perfil del whatsapp. 

Si lo analizas es lo mismo: cuidar la imagen que ofreces a los demás, dentro de esa parcela de tu vida en la que te relacionas con ellos. Antiguamente implicaba ponerte tus mejores galas para ir a misa o salir de paseo; hoy, que al mandarte un mensaje te vean como tú quieres que te vean.

Yo me siento ajeno a esta revolución de las relaciones interpersonales. Me cuesta no ser yo, pero a la vez me cuesta mucho mostrarme como soy: Soy cibertimido.

O así lo creo yo, porque para los demás seguramente no soy más que un estúpido.

El caso es que aunque soy vejete no me pierdo con la tecnología. No, esa no es la razón. El motivo de mi cibertimidez es que soy de distancias cortas, y ya me pueden mandar todo tipo de frases hechas, carantoñas y emoticonos que yo, si no tengo al emisor a mano, si no puedo oír su voz y ver si cara, no me creo nada. 

Porque sin esa presencia y esa cercanía yo no sé interpretar los mensajes, ni leer entre líneas, ni tampoco expresarme con dos palabras, ni entiendo las gracias, ni adivino las intenciones, ni comprendo lo que no está escrito por la sencilla razón de que no está escrito.

Esta ceguera social me impide estar a gusto en ese mundillo, y me convierte en una especie de amish incapaz de renunciar a sus modos y costumbres, y mucho menos sustituirlos por esos telegramas con dibujos con los que se relaciona la gente hoy en día.

Me cabrea no poder ver la cara de alguien cuando le digo algo, o cuando me lo dice, y me enfada aún más que la gente me tenga por un retrasado porque me esfuerce en escribir bien, como cuando metía mis amores dentro de un sobre para mis novietas.

Y como siempre me ha importado más de la cuenta lo que puedan pensar de mí, me siento extraño en un mundillo donde ni siquiera puedo intuirlo. Eso me vuelve mucho más reservado. Mejor dicho, cibertímido.

Aunque por fuera parezca un estúpido.

15 Comentarios

  1. Solo decirte que me encanta seguir tu blog,y también pertenezco al grupo de personas que se desenvuelven mejor frente a las personas físicas,soy bastante torpe fuera de esa realidad.Por eso me ha gustado tanto tu comentario,definen la actitud de muchas formas de ser ,que si no fuera por esta explicación tal vez no entendiéramos bien el motivo de porque el rechazo a manifestarse por estos medios.Mi más sincera enhorabuena. Aún así es extraordinaria la forma de comunicarnos ,y quiero perder el miedo o esa timidez y poder decir lo que pienso,como ahora. Gracias ,un saludo.Ana

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    1. Muchas gracias, Ana. Si las críticas son un estímulo para mejorar, palabras de aliento como las tuyas son un estímulo aún mayor. Te animo a vencer esas barreras, pero protege siempre tu intimidad. Un blog es un gran medio para hacerlo, los textos largos que nadie lee en las redes sociales son aquí bien recibidos, y al poder expresarte con más libertad deja menos espacio a la confusión o a interpretaciones erróneas. Te leerán menos, pero te leerán mejor.

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  2. Son varios los temas desplegados en tu comentario con los que no coincido. Pero tampoco es cuestión de escribir un tratado en estos sitios que no se pueden revisar ni corregir y que tienen una difusión mínima que favorece a las ratas del sistema, que plagian ideas sin comprender el significado exacto de cada palabra.

    A mí me tranquiliza ser yo misma y aunque me critiquen en idéntica o mayor proporción de la que me aceptan. Me siento libre y auténtica y eso es lo que vale. Y es algo más que un poco. Se evitan muchos gastos en sicólogos con mis métodos de poetoterapia.

    Tu cosmovisión del mundo futuro está basada en una previsión equivocada, dado que en un futuro cercano se avecinan nuevos caminos de la tecnología. Por ejemplo, uno que hace un par de años que está en investigación y uso de especialistas es el ordenador sin teclado físico (yo todavía uso el viejo aquert-yuiop de la vieja mecanografía y lo amo). Se trata de un sistema lumínico que se irradia y sobre el que escribes en cualquier superficie, creo.

    El caso es que hay varios errores en tu pronóstico. Tu temor a los otros es un temor más profundo, y deberías revisarlo con un análisis profundo que te ayude a ver el mundo con una amplitud mayor. Perdona, no es un consejo ni siquiera una sugerencia, porque no soy quien para darla, es una intuición que quiero compartir contigo.

    ¿Los que lloran en los entierros? ¿Por qué hay que llorar cuando se cambia de plano y se pasa a otra vida? Algunas culturas festejan la muerte. No llego a tanto, pero nunca se sabe.

    La espiritualidad masiva que se comparte en las redes, de un modo precario y a veces también dogmático y minimalista, ha sido el boom de estos tiempos. Una revolución mucho más que las noticias impostadas de guerras producidas mediáticamente por los poderes estables que, en breve, verán peligrar sus privilegios.

    En mi modestísima opinión estamos ante un nuevo socialismo que ni los socialistas más inteligentes y perspicaces sospecharon jamás. Un socialismo que no tiene de marxismo sino el diagnóstico social que alentó su literatura decimonónica.

    Nunca se leyó ni escribió tanto como en estos tiempos. Dimos rienda suelta a nuestra creatividad estimulados por la facilidad de su publicación en blogs gratuitos. Después, se sigue como se puede. En general, con autoediciones que solo satisfacen el narcisismo personal del que tampoco he estado exenta. Pero comparado con el narcisismo de los famosos académicos (des)ilustrados de la intelectualidad vernácula, parece una broma de niños caprichosos.

    Creo que decía en mi comentario perdido que sin perjuicio de que la industria le ha venido ganando las batallas a este proceso, tarde o temprano, perderá la guerra de su aristocracia. Se terminaron los periódicos en papel. Es un hecho. Si no lo reconocen es porque no saben cómo continuará la película y les horroriza perder su corona de laureles.

    El atentado de Manchester y Disney están tan estrechamente ligados que ni sus directivos ni CEOs tienen idea de hasta donde les han puesto un dedo en el culo. ¿Se puede escribir culo sin que te consideren una guaranga? Bueno, eso. En el culo.

    Un abrazo binario.
    Lu

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  3. En resumen era lo siguiente:

    Mi queja ante tu calificación de «vejete», porque asumo que tengo más años que tú. En diciembre cumplí mis primeros 60. Salvo que seas de los que se creen viejos a los 40 (como era yo cuando ejercía mi profesión de abogada hace 20 años).

    Esto nos provoca la desventaja de no ser nativos digitales que dominan las reglas que nos quedan tan lejanas como las radios a transistores (que nunca supe la diferencia que tenían con las de pila (o batería) o las eléctricas.

    Después, contaba que hace más o menos veinte años tuve un cambio radical de conducta al ingresar a internet con mi nombre y apellido real, mi rostro tardó más por mi absoluta ignorancia cibernética, que sigue siendo sospechosamente elevada). Como en ese entonces todo el mundo usaba nick names sufría todo tipo de acosos, ataques y hostigamientos. Me llamaban por teléfono -en ese entonces, al fijo porque no existían los celulares-

    Algunos de los que se consideran famosos (el narcisismo es de quien se lo cree y no del que está del otro lado) no solo aprovechaban para plagiar, burlarse o agredirme porque según su patrón de credibilidad no se podía ser culto, informado o escribir bien, se aferraban a los diarios de papel y a la publicidad tradicional. Vivían la competencia como una maldición y muchos de sus incondicionales se mostraban envidiosos y hacían causa común con ellos.

    Hoy, la realidad los ha desbordado. Por supuesto, que donde esté la corporación política o económica que se corran el talento y la creatividad. O eres parte de la industria o no eres. Sin embargo, y pese a que ganaron muchas batallas, la guerra se los está tragando. O cambian su paradigma o desaparecen.

    Algo de esto decía, con mejor redacción y poética. No me gusta reescribir porque se pierde el impacto de la respiración inicial. Prefiero corregir, que es la mejor manera de avanzar en la experiencia literaria.

    Mi sugerencia era esa: no te escondas. No vale la pena.

    Una de mis frases preferidas es esa de Séneca que comienza diciendo: «La vida es breve, el arte largo…»

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    1. 51 me alumbran, y lo de vejete era por contraste a lo que me rodea en casa. Lamento haberme perdido el original, pues leyendo esta recapitulación plagada de ideas interesantes me hago idea de cómo debería ser.
      La tecnología avanza a un ritmo que nos permite ser unos inadaptados en cuestión de minutos, entre otras cosas porque eso hace que compremos y consumamos, pero el hombre no evoluciona al mismo ritmo. Faltan generaciones para que, Darwin mediante, los niños nazcan con los pulgares adaptados a los teclados de los celulares y no tengan que deformárselos ellos mismos.
      Y faltan más generaciones aún para que el hombre aprenda a volver a comunicarse con los que tiene a su lado, que son los que le ayudaran cuando se quede sin trabajo y los que lloraran en su entierro.
      Porque el resto, en el mejor de los casos, enviará el pésame por whatsapp a su familia.
      Pienso que este mundo tan sobrevalorado de las redes sociales sigue siendo el paraíso de la impostura, y por eso le temo como a una vara verde, no solo por lo que los demás me puedan hacer, sino sobre todo por lo que yo pueda llegar a hacerles sin darme cuenta.
      No me escondo, pero no me muestro, no más allá que lo que se pueda traslucir a través de lo que escribo.
      No creo que esta actitud me proteja, pero al menos me tranquiliza. Que no es poco.

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  4. Te pido mil perdones por el copiado que se envió, y no sé por qué.

    Había escrito un largo mensaje y no salió publicado.

    Intentaría acordarme lo que escribí, pero no creo que lo consiga. Se trataba sobre la cibertimidez, su inconveniencia y mi propia experiencia al respecto.

    A ti no te llegó, pero sé a qué bocas fue a parar mi comentario.

    Un saludo cordial.

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    1. No te preocupes que no tiene importancia! Te agradezco el comentario como si lo hubiera podido leer, y de hecho me gustaría si es posible.
      Yo no escribo grandes verdades ni creo tener razón siquiera, pero me interesa mucho conocer las opiniones de los demás. Creo que a veces escribo solo para provocar esas palabras y hacer que afloren otros puntos de vista. Aunque en ocasiones puedan no gustarme, pero hay que saber confrontar las ideas propias con las de los demás, y de ahí razonar, y aprender.

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  5. Alberto Manguel, Premio Formentor de las Letras 2017

    El jurado ha destacado que su obra «constituye una de las más lúcidas indagaciones en la historia orgánica de la biblioteca universal».

    EL CULTURAL | 29/05/2017

    Alberto Manguel

    El escritor argentino-canadiense Alberto Manguel ha sido galardonado con el Premio Formentor de las Letras 2017 en reconocimiento al conjunto de su obra. El jurado, formado por Inger Enkvist, Lila Azam Zanganeh, Daniel Fernández, Francisco Jarauta y Basilio Baltasar, ha decidido por unanimidad concederle el galardón a una obra que «constituye una de las más lúcidas indagaciones en la historia orgánica de la biblioteca universal». El galardón, dotado con 50.000 euros, se entregará en septiembre dentro del marco de las Conversaciones Literarias de Formentor que este año cumplen su 10° aniversario en Mallorca.

    En el acta el jurado argumenta que «sus elocuentes ensayos nos han permitido seguir la pista del largo peregrinaje de los libros y el orden prodigioso que los acoge en las instituciones vertebrales de la cultura. La minuciosa recreación del arte de leer, la pericia con que los lectores aprenden a comprender la inmensidad del mundo, pertenecen al enciclopédico saber con que Alberto Manguel ha retratado la vida de los libros».

    El jurado ha valorado especialmente una obra que a lo largo de varias décadas ha estudiado la influencia del libro en sus diferentes aspectos, con una atención especial a la importancia de la lectura para las jóvenes generaciones. Y destaca que «en un momento como el actual en que la industria del entretenimiento y las nuevas tecnologías disipan la atención de los lectores y absorben el tiempo libre que se dedicaba a la educación sentimental y estética, la obra de un autor como Manguel supone una llamada de atención que no debemos descuidar».

    En su opinión «gracias a la obra de Alberto Manguel nuestro tiempo recuperará el respeto que el libro merece como artefacto inteligente: su uso cotidiano perfecciona las habilidades cognitivas y contribuye a la plenitud de una sociedad cultivada». Para el jurado del Premio Formentor de las Letras reconocer la importancia del corpus literario de Manguel permite confirmar la ineludible obligación de amparar a los hombres de letras que sostienen la gran biblioteca universal.

    Alberto Manguel (1948) es escritor, traductor y editor argentino-canadiense nacido en Buenos Aires y residente durante muchos años en Estados Unidos. Habla cinco lenguas y cuenta con una prolífica y extensa trayectoria profesional. Ha sido distinguido con prestigiosos premios y títulos honoríficos. Actualmente es el director de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de Buenos Aires. Ha publicado tanto en español como en inglés.

    En su biografía destaca la especial relación personal e intelectual con Jorge Luis Borges que conoció durante un trabajo de verano en la librería Pigmalion en Buenos Aires. Borges estaba casi ciego y, como era cliente habitual de la librería, solicitó a Manguel que le leyera libros en su casa, lo cual éste hizo varias veces a la semana entre 1964 y 1968.

    Manguel entró a trabajar en la recién fundada editorial Galerna de Guillermo Schavelzon. Treinta y cinco años después, Schavelzon, instalado en Barcelona, se convertiría en el agente literario de Manguel. En 1969 Manguel viajó a Europa y trabajó como lector para varias editoriales como Denoël, Gallimard y Les Lettres Nouvelles en París, y para Calder & Boyars en Londres. Recibió su primera distinción literaria estando en París, en 1971: el premio del diario argentino La Nación por una colección de cuentos, galardón que compartió con Bernardo Schiavetta.

    En 1972 regresó a Buenos Aires y trabajó durante un año en el citado diario. En 1974 aceptó el empleo que le ofrecieron en la editorial Franco Maria Ricci en Milán. Allí conoció a Gianni Guadalupi, con quien escribió Guía de lugares imaginarios, un viaje por lugares de ficción de la literatura mundial como Shangri La, Xanadú, Atlántida, Oz de Lyman Frank Baum, El País de las Maravillas de Lewis Carroll, Utopía de Tomás Moro, Narnia de C. S. Lewis y otros.

    En 1976 Manguel se fue a Tahití a trabajar para la editorial Les Éditions du Pacifique. Al año siguiente pasa a trabajar para ésta en París. En 1978 se instala la localidad inglesa de Milford (Surrey), donde funda la Ram Publishing Company, de corta vida. En 1979 regresa a Tahití a Les Éditions du Pacifique, donde trabaja esta vez hasta 1982.

    Ese año se mudó a Toronto, Canadá, donde vivió, con una breve interrupción europea, hasta el 2000. Durante esa época colaboró regularmente con el diario Globe & Mail, de Toronto, The Times Literary Supplement de Londres, los estadounidenses New York Times y The Washington Post, los australianos The Sydney Morning Herald y Australian Review of Books, y el Svenska Dagbladet de Estocolmo, además de escribir reseñas de libros y de obras de teatro para la Canadian Broadcasting Corporation.

    Su primera novela, News from a Foreign Country Came, ganó en 1992 el Premio McKitterick que desde 1990 otorga anualmente la Sociedad de Autores del Reino Unido.

    Manguel se mudó a Poitou-Charentes (Francia) el año 2000; donde, junto con su compañero Craig Stevenson, compró y renovó una granja medieval, instaló también su biblioteca, que en 2013 llegaba casi a 40.000 ejemplares. Manguel ha sido profesor visitante en diversas universidades y ha dado numerosas conferencias en instituciones culturales y centros docentes superiores.

    En 2011, se publicó en castellano su libro Conversaciones con un amigo, en el que, a través de una serie de charlas con el editor francés Claude Rouquet, Manguel rememora muchos sucesos de su vida y la génesis de sus libros más destacados y, además, expone sus opiniones sobre temas de lo más diversos. En diciembre de 2015 fue designado director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina. Asumió su cargo en junio de 2016, después de terminar sus compromisos académicos con Princeton. El 10 de noviembre de 2016 fue elegido académico de número de la Academia Argentina de Letras, donde era miembro correspondiente desde julio de 2013.

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  6. Tio me encanta leerte. Yo no se si soy timida o no. Pero mi foto es la que representa mi cuerpo humano que el Creador me dio y mi nombre no es un apodo. Es mi nombre. Puede ser que yo tambien sea una estupida pero prefiero rebelarme a los estilos y mostrarme tal y como soy. Besos de amor y alegria

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