¡A tomar por culo los ruedines!

Si, Fran, te estoy haciendo caso. Llevo un tiempo dándole vueltas a una idea para un libro, y hace muy poco algo ha hecho click y ha empezado a encajar todo.

Había empezado mal. La historia es compleja y creía necesitar alguna herramienta para organizarla. Hasta he llegado a desempolvar aquel software para escribir que dejé a medio hacer (otra víctima de mi inconstancia), pero nada. No encontraba lo que quería.

Hasta que volví al lápiz. Ya sabéis, soy el tonto de los bolígrafos, escribí una entrada sobre esa manía que tengo.

Mi amigo el lápiz. En pocos minutos tenía varios folios con sinopsis, ideas, esbozos de personajes y sobre todo unos cuantos esquemas y diagramas. Porque a mí el coco me funciona así, a base de líneas, números, símbolos y códigos. Algún día os hablaré de mis extraños sueños geométricos. Pero vamos al asunto…

Como he dicho, todo empieza a encajar. Es un argumento complejo, con varios niveles que tienen que encajar como Matrioskas, y con una dificultad añadida porque quiero que haya mucha matemática (matemática de andar por casa) en el asunto. Así es, amiga Sadire, el Isra analítico, frío y calculador está pidiendo paso. ¿Y por qué no, si así es como soy y así es como me gusta que sea?

Por supuesto, aún no he escrito ni una sola línea; ya llegará el momento, y entonces espero que broten cincuenta o sesenta mil palabras para el primer borrador. Ahora estoy en otras preocupaciones.

Pero siento que estoy ilusionado, como quiero que también estés tu amiga Elficarosa, porque ese es el componente fundamental de todo lo que importa.

No cuento más para no gafar el asunto. Existe una altísima probabilidad de que esto acabe en nada, y tal vez lo estoy contando solo para adquirir un compromiso, como el que deja de fumar y se lo dice a todo el mundo, una obligación moral que de alguna forma me ayude a seguir adelante.

Y sobre todo, y esto lo digo haciendo una excepción en lo que es habitual en mi forma de ser, yo creo que lo puedo hacer y creo que lo puedo hacer bien.

Hala, ¡ya está dicho!

Muchas gracias a todos los que me habéis animado y estimulado en este proceso. A todos los Luis, Ana, Fabio, Zoe, Lidia y tantos otros queridos compañeros que para mí son amigos, que me habéis mostrado con vuestro ejemplo de lo que es capaz una voluntad cuando se une a una capacidad.

Y ahora ha llegado el momento de quitarle los ruedines a la bicicleta… ¡Abran paso!

¡Ahí va el tíoooo!

P.D.: Sin perjuicio de que «el mundo en tus manos» siga siendo la prioridad número uno.